Hablar por... ¿hablar?

Ayer me volvió a suceder algo que, supongo que a raíz de su carácter normalizado y usual, solemos pasar por alto aunque en esta ocasión me indignó un punto por encima de lo habitual.

Pongámonos en antecedentes, después de acostar a una paciente, una compañera salió de la habitación e indicó a la hija de la paciente, que esperaba fuera puesto que también se estaba acostando a otra paciente en la misma estancia, que ya podía entrar con su madre.

En ese momento oyó como le explicaba a su madre, invidente, dónde le dejaba ubicado el timbre para llamar al personal si en algún casual necesitaba cualquier cosa.

Una vez acabada la explicación, a partir de que la paciente confirmara que lo había entendido todo, la hija se dirige a mi y con cierta vehemencia me dice: "¿Porqué haces eso?" y al preguntar a qué se refería me dijo: "Mi madre tiene demencia senil, no sirve de nada que le expliques donde dejas el timbre, para que sirve, ni nada por el estilo".

Fuente: http://bit.ly/2yuoFH9

La explicación que le di, aunque con otras palabras y mucho menos extendida, es la que paso a compartir con vosotros.

Para mi, un paciente, sea quién sea, parte de la base de ser exactamente igual a cualquier otro. Se suele decir que nadie está por encima de nadie, o así debería ser... Aunque en el caso de los pacientes con los que yo tengo contacto sí puedo hacer que así sea.

Para mi, la importancia real no es si el o la paciente padece una demencia, Alzheimer, afasia severa o, en un caso más drástico y extremo, se halla en estado comatoso. La verdadera importancia, el dogma a partir del cual trato de regir mi actitud ante el trabajo, es que todos y cada uno de los pacientes con los que trato son en primera y última instancia, pase lo que pase y nos encontremos ante la situación que nos encontremos, es que son PERSONAS. Así, en mayúsculas.

La comunicación es una herramienta terapéutica a la que muchos decimos recurrir pero que pocos adaptamos como herramienta básica y prioritaria en el trato y la atención a los pacientes.

¿Debo pasar por alto informar a cualquier paciente dado que su estado cognitivo está alterado?

No y rotundamente no.

Jamás, y espero y deseo con todas mis fuerzas que jamás deje de ser así, jamás dejaré de informar a cualquier paciente por estar padeciendo cualquier situación de deterioro cognitivo a causa de la cual pueda no comprender lo que se le está diciendo.

No hacerlo nos llevará a despersonalizar a los pacientes, posteriormente a deshumanizarlos, y lo que es más grave a deshumanizarnos a nosotros.

Es más, del mismo modo que nos comunicamos con un bebé debemos seguir haciéndolo con una persona que a pesar de haberse desarrollado cognitivamente (o no) está padeciendo un deterioro de estas facultades.

Fuente: http://bit.ly/2zhPfm4

Cualquier persona que forme parte del equipo de enfermería, sea enfermera o auxiliar de enfermería, debe comprender e interiorizar que son personas, trabajando con personas y que trabajan para personas.

Deshumanizar a los pacientes es uno de los primeros pasos para deshumanizarnos a nosotros mismos y en consecuencia, deshumanizar la profesión.

De todas las cosas que debemos trabajar desde nuestra profesión, una de las más importantes que debemos transmitir a los familiares y allegados de nuestros pacientes es que, para nosotros no son solo un paciente más si no que estamos tratando con seres humanos, con sus familiares, con sus personas más allegadas, y que además de preocuparnos su estado de salud nos preocupa y nos volcamos también en el mantenimiento y el fomento de su dignidad como personas.

Debemos pisar con los pies en el suelo pero jamás sobre la dignidad de las personas.

Fuente: http://bit.ly/2zx4RCT

Comentarios

Entradas populares