A las cosas por su nombre
Existen infinidad de maneras de definir la enfermería, pero si indagamos
procurando ser lo más puristas y académicos que nos dejen, nos dirigimos al Diccionario
de la Real Academia de la Lengua Española y… ¡Oh, sorpresa!, en primer lugar, se
habla de un espacio físico para enfermos o heridos, seguidamente de la
profesión y titulación de quien cuida, en tercer lugar, de los estudios en sí
mismos y finalmente de un conjunto de enfermos o heridos…
¡Mal! ¡Mal! ¡Mal! ¡Y mil veces mal!
A mí me indigna, me avergüenza… Enfermería es todo eso, sí, pero mucho
antes que todo eso, volviendo a las raíces más profundas de la enfermería,
deberíamos hablar de arte, de cuidado, de devoción y pasión por la vida, el
respeto a los demás, a sus actos, a sus decisiones y naturalmente, jamás juzgar
a nadie por nada, puesto que todos tienen… todos tenemos derecho a recibir una
mano cuando la necesitamos.
El arte de cuidar… pero no, que nadie se equivoque, cuidar va mucho más
allá de estar junto a aquellas personas que se encuentran en una situación de
vulnerabilidad. Si se ama a la enfermería debe demostrarse en todas sus facetas
y en algunos casos se olvida que el aula es también una de esas facetas.
Probablemente incluso, según mi opinión, la más importante.
“Si amo mi profesión debo demostrar todo ese amor y esa pasión también en
el aula para irradiar y transmitir ese amor y esa pasión a mis alumnos”, ésta
máxima debería ser la que todos los docentes recitaran e interiorizaran como un
mantra antes de cruzar el umbral del aula en la que deban impartir y compartir
sus conocimientos.
No critico a aquel o aquella que ha optado por la docencia considerando que
es un empleo con “horario de oficina”, lejos de las rotaciones caóticas que
suelen imperar en los centros sanitarios o donde pueden ejercer una posición de
poder sobre otras personas. Son sus opiniones, no las critico, pero para nada
las comparto, sencillamente sobran en mi concepto de docentes.
Quizás, y solo quizás, si los que “enseñan” fueran la antítesis de los que
acabo de exponer, muy probablemente la RAE debería plantearse cambiar la
definición de Enfermería por “Arte del cuidado” y/o por “Búsqueda, consecución
y promoción de la salud, contemplada desde una vertiente completa y holística, por
y para las personas”.
Es por eso que adoro, envidio y aplaudo..., qué narices… ¡ovaciono a aquellos
que aman su profesión y transmiten su amor y pasión por ella!
Un fuerte aplauso para todos aquellos y aquellas profesionales de la
enfermería que han decidido invertir parte de su tiempo en nosotros, los
estudiantes, los que venimos dando pasitos desde abajo llenos de dudas, de miedos,
de los temidos “y si…”, pero sobretodo llenos de ilusión y ganas.
Gracias por invertir ese tiempo en compartir conocimientos, en compartir
vivencias, en irradiar pasión, en irradiar ilusión… Gracias por darnos la mano
e invitarnos a subir a este gran barco llamado ENFERMERÍA.
Hace ya muchos años que deje las aulas , pero con el tiempo he aprendido,que en la Facultad adquieres conocimiento,aprendes el fundamento de tu profesión básico para entenderla una vez estes ya vestido de blanco.
ResponderEliminarLo que si tuve claro estudiando es que al iniciar las prácticas y verme ya en.los pasillos ,supe que ese era mi sitio.Me sentía como pez en el.agua, y eso no te lo enseña nadie lo llevas tu.Y será con la experiencia de los años que ese sentimiento te ayudará a perfeccionar el arte de cuidar.Un arte igual de maravilloso,que difícil.
Como estudiante todo lo.que llegue a ti aprovechalo ,hasta de lo negativo has de saber encontrar un aprendizaje.
Bienvenido a la Blogosfera !
Hola Cristina y ante todo gracias por la bienvenida!
EliminarEstoy totalmente de acuerdo contigo, se debe aprender de todo y de todos, bueno y malo: del bueno cómo hacer, del malo cómo no hacer y uniéndolos, cómo quiero ser.
A pesar de ello, soy de la opinión de que cuando te forma quién ama lo que hace, si se acude al aula con ganas, ilusión y una mente bien abierta se puede aprender y crecer mucho más y mucho mejor.
Un saludo!